La Bella y la Bestia

“La Bella y la Bestia” es una película en la cual una joven llamada Bella acepta vivir en un castillo a manos de una bestia, como prisionera, a cambio de la libertad de su padre. Dicho castillo esta embrujado por una maldición que lanzó una hechicera hace mucho tiempo. Para que se rompa la maldición, la bestia o, mejor dicho, el príncipe del castillo tiene que conseguir que una dama se enamore de él antes de que caiga el último pétalo de una rosa mágica.

Bella es una muchacha que vive cerca del castillo, en un pueblo donde la consideran “extraña”. Pero a pesar de ello, hay un hombre llamado Gastón que pretende conquistarla cueste lo que cueste.

En esta película se pueden observar dos claros ejemplos de rabia: por una parte, el príncipe al ser encantado por la hechicera y convertido en una bestia y, por otro lado, Gastón al ser rechazado por Bella.

El príncipe siente rabia al verse como una bestia y se siente impotente ya que se le acaba el tiempo y no consigue que nadie se enamore de él. Esa rabia es fruto de la vulnerabilidad que siente y es manifestada con gran intensidad. Ello se debe a su personalidad ya que es una persona egoísta y soberbia y, por tanto, le resulta más difícil controlar sus emociones y entender el porqué de ellas. A pesar de saber que esa actitud que toma es en vano, puesto que no le beneficia a la hora de romper la maldición. Esta emoción no va dirigida en alguien en especial, sino que la manifiesta con todo lo que le rodea al sentir malestar consigo mismo.

Al igual que este, Gastón, un hombre creído y ambicioso, experimenta rabia y venganza por no conseguir lo que desea. Esta rabia va dirigida al causante de su malestar, la bestia, ya que Bella se enamora de él y considera que esa es la razón de su rechazo. Esta emoción es manifestada en forma de venganza con el fin de lograr aquello que desea por la fuerza.

En conclusión, en la mayoría de los casos, esa rabia que experimentamos no nos beneficia ni presenta consecuencias positivas, al contrario, no solo produce un efecto negativo en nosotros mismos (arrepentimiento, malestar, decaimiento…) sino que también suele ocasionar conflictos de gravedad y dificulta las relaciones con los demás, sobre todo aquellas personas que manifiestan las emociones con gran intensidad. Bien es cierto, que las emociones que sentimos, la frecuencia con la que las sentimos y la manera en la que las manifestamos está relacionado con la personalidad de cada uno. Para ello debemos trabajar en nuestro autocontrol y prestar más atención a lo que sentimos.

Publicado por: Natalia Bellón Ruiz.