Maléfica

La película “Maléfica” se caracteriza por una joven y poderosa hada que vive junto a todo tipo de diferentes criaturas en un bosque mágico el cual lo protege con su vida de aquellos invasores humanos que intentan destruirlo, tanto es el esfuerzo que hace, que llega a convertirse en la guardiana de dicho bosque. Maléfica tenía un bellísimo corazón que se endurece por una terrible traición a manos de un ser humano, llamado Estefan, del cual está completamente enamorada. Ambos se conocieron de pequeños y crearon una relación de confianza y amistad, apartada de la enemistad que había entre humanos y hadas en esos momentos. Con el tiempo, su amistad se convirtió en algo mucho más íntimo, pero al alcanzar la edad adulta, también se vieron reflejadas otras emociones que surgían del hombre, como el egoísmo y la ambición.

El rey deseaba hacerse con el bosque mágico y, por tanto, deshacerse de su guardiana, Maléfica. Este mandó que aquel que tuviese el valor de matarla se convertiría en su sucesor al trono y se casaría con su hija, la princesa. Cegado por la avaricia, Estefan fue a ver a Maléfica y aprovechándose de su ignorancia, consiguió embriagarla y mientras que dormía le cortó las alas con el fin de ser rey.

Maléfica poseída por la venganza y la rabia que sentía de verse privada del impulso necesario de volar, lanzó una maldición sobre la hija de Estefan, la princesa y futura reina. Estefan con el fin de que no se cumpla la maldición, confió la seguridad de su hija en tres hadas que prometieron cuidarla y esconderla de Maléfica.

Finalmente, Maléfica que conocía el lugar dónde se encontraba la niña y qué hacía, se encariñó de ella como si fuese la hija que nunca tuvo. En consecuencia, pasado un tiempo se arrepiente de haberle lanzado esa maldición, pero no puede deshacerla. Se percata, entonces, de que cometió un error por culpar a la niña de las acciones que realizó su padre en el pasado. A pesar de que la rabia que sintió era razonable por el hecho de haber sido traicionada de esa manera, no lo fue la forma en la que actuó.

En conclusión, la rabia suele ir acompañada de la venganza y nos ciega a la hora de actuar razonadamente y desde un punto de vista objetivo, puesto que solo percibimos un deseo ferviente, que predomina en nuestro interior, de mostrar el dolor que padecemos a otras personas que, en general, son las causantes de ese dolor. No obstante, ese deseo es temporal en la mayoría de los casos y con el tiempo, podemos asimilar la situación desde una observación más objetiva. Normalmente, nos percatamos de que la manera de actuar no fue la correcta y surge un sentimiento de arrepentimiento. Es necesario tener en cuenta que las emociones que sentimos no justifican las conductas que llevábamos a cabo.

Por ello es de vital importancia aprender a controlar nuestras emociones, ser conscientes de ellas en el momento en el que se están produciendo e intentar reflexionar de cuál es la manera más adecuada para actuar y evitar así, un sentimiento de culpa o arrepentimiento en un futuro.

Publicado por: Natalia Bellón Ruiz.