Moana

Moana (Vaiana en España) es una chica nacida en la isla de Motunui, inspirada en la Polinesia. Ella, hija del jefe, y su pueblo viven en la isla desde hace muchas generaciones.

Moana siente la llamada del océano, ya que este la eligió cuando era pequeña para devolver el corazón de Te Fiti, una piedra preciosa que tiene el poder de dar vida y por ello fue robada. Inspirada por su abuela, la joven Moana decide ir a buscar a Maui, un semidios capaz de cambiar de forma y el ladrón del corazón, para que lo devuelva.

Cuando Maui robó el corazón, Te Kā, un demonio de lava que también ansiaba el corazón, despertó y atacó a Maui, haciendo que este naufragase a una isla desierta. En esa isla, Moana y Maui se encuentran y emprenden un viaje a Lalotai, el Reino de los Monstruos, para recuperar el anzuelo de Maui, el cual le permite cambiar de forma. Tras una batalla con el cangrejo Tamatoa, el que tenía el anzuelo, escapan y ponen rumbo a Te Fiti.

En Te Fiti, trazan un plan para poder atravesar la barrera donde está Te Kā y llegar hasta la diosa para devolver su corazón, pero el demonio lanza una bola de fuego que deja en estado crítico el anzuelo de Maui. Moana y Maui discuten, ya que Moana quiere seguir, pero Maui tiene miedo de que se rompa, pues todo su poder radica en ese objeto. Mientras discuten, Te Kā aprovecha para intentar acabar con ellos, pero Maui para el golpe con su anzuelo, lo que hace que haya una explosión que les mande lejos de la isla y que se rompa el arma de Maui.

Maui, se enfada con Moana y la grita. Maui ya le había expresado la importancia que tenía su anzuelo para él y que tenían que darse la vuelta para evitar que este se rompiese o, peor, que ambos muriesen, pero Moana no le escuchó. Maui está dolido por gritarla, pero también está dolido por perder aquello que cree definirle (su anzuelo para poder cambiar de forma) y por la terquedad de Moana.

Maui abandona la misión y deja a Moana sola en el océano. Ella busca ayuda en el recuerdo de su abuela, lo que la arma de valor y decide volver para luchar contra Te Kā y devolver el corazón de Te Fiti.

Previamente sabíamos que Maui fue tirado al mar de bebé y los dioses lo recogieron y le regalaron el anzuelo, el cual usó para darle cosas a los humanos como el sol, el viento o las islas que él sacaba del mar para que los antepasados de Moana las habitasen, siempre intentando ganarse el favor y cariño de los humanos, aquellos que una vez le traicionaron. La rabia que Maui siente al romperse su anzuelo hace que se libere él mismo del pensamiento previo que tenía de que él era lo que era por el anzuelo. Maui, al ver la resiliencia de Moana, transforma esa rabia en decisión y confianza en sí mismo y vuelve a ayudarla. Aunque no tenga su anzuelo, pues finalmente ha comprendido que su anzuelo no define lo que es, sino que él es único e irremplazable porque es él mismo, no porque posea un objeto, aunque sea obra de dioses.

Moana se da cuenta de que Te Kā es Te Fiti, por lo que le devuelve el corazón y devuelve la vida al mundo, eliminando la oscuridad. Te Fiti le repara el anzuelo a Maui y la canoa a Moana, que vuelve junto a su familia en Motunui, pero no por mucho tiempo, porque decide cumplir con la tradición que seguía su pueblo hace mucho tiempo, antes de la oscuridad, navegar hacia una nueva isla y formar un nuevo poblado.

La rabia, aunque es una emoción desagradable, puede llevarnos a afrontar situaciones o pensamientos de forma distinta, dándonos coraje. No hay que dejar que una emoción tome el control de nuestras acciones, sobre todo si van a hacer daño a otros, pero sí que puede sacar lo mejor de nosotros mismos en algunas situaciones, como el saber recapacitar, hacer lo correcto y pedir perdón.

Andrea Zafra Germán.