Nos referimos a las emociones en los niños como unos estados y sentimientos, normalmente, mentales que comienzan a manifestarse de manera física como respuesta a diferentes situaciones o estímulos, dando significado a la conocida reacción respuesta-estímulo. Principalmente, algunas de estas emociones son las más básicas que podemos encontrar entre nosotros, como pueden ser la culpa y el enfado, la ira y la frustración o la empatía.
Dichas emociones son difíciles de identificar en los alumnos o en general, en los niños de corta edad. Por ello, debemos recurrir a recursos tanto humanos como materiales y audiovisuales, como es el caso siguiente y que detallaremos a continuación. No obstante, algunos alumnos o niños pequeños tienen gran sensibilidad emocional, por ejemplo, como consecuencia de ser personas altamente sensibles (PAS) mientras que, por el contrario, otros niños pueden presentar dificultar tanto para expresar lo que sienten como para sentir y reconocer sus emociones.
El cortometraje ¡Tengo un Volcán! es una producción narrativa de Miriam Tirado.
En este corto, podemos observar como la protagonista de la historia se enfrente a un gran desafío, ya que debe controlar su ira y su temperamento usando el verosímil del volcán.
Durante todo el cortometraje podemos encontrar cómo se abordan ciertos temas que podemos abordar en un aula de Educación Infantil como pueden ser las emociones, el positivismo, el carácter y su control dando lugar al autocontrol y además, la resolución efectiva de los diferentes problemas que encontramos en la vida cotidiana.
Si bien tenemos en cuenta su uso en una clase de Educación Infantil, podríamos indicar la clase visualizando el cortometraje para dar comienzo de seguido a una charla sobre qué emociones hemos sentido al ver el material audiovisual. Así, podremos darnos cuenta de cómo las emociones afectan a nuestro estado y cómo influyen en nuestras acciones cotidianas, ya sea en nuestra vida personal o bien, en el centro educativo.
Una vez hayamos conseguido determinar qué emociones nos recorren por el cuerpo y mente, daremos comienzo a una nueva actividad en donde expresaremos las diferentes emociones mediante acciones tales como bailar, gestos faciales, pintar, escribir o hablar. Gracias a esta segunda actividad, conseguiremos que nuestros alumnos identifiquen sus propias emociones.
En la tercera actividad pensaremos de manera colectiva diferentes estrategias que, en caso de enfado o ira, nos ayuden a relajarnos y entender la situación. Un buen ejemplo de estas estrategias puede ser contar hasta cinco (5), respirar profundamente tres (3) veces o garabatear en una hoja para aliviar el estrés con el que cargamos las personas al enfadarnos.
Consecuentemente, podremos observar cómo cada alumno emplea una diferente estrategia, y es ahí cuando entablaremos un diálogo entre todos de nuevo, en donde cada alumno, de manera individual, nos explicará el por qué de su estrategia y cómo le ha ayudado a relajar y controlar tanto su carácter y enfado, como la propia situación.
En conclusión, el cortometraje ¡Tengo un Volcán! nos proporciona una brillante oportunidad para tratar las diferentes emociones en el aula de Educación Infantil de un centro escolar. Gracias al trabajo de las emociones, podremos fomentar la capacidad social y emocional y su desarrollo en los estudiantes.
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