"Todo lo que sé cuando me enfado" es un cuento escrito por Jaume Copons de la editorial Combel, que narra de una manera sencilla que todo el mundo se enfada y, cuando nos enfadamos, decimos cosas que no queremos decir y hacemos cosas que tampoco queremos hacer, haciendo ver a los más pequeños que es algo común entre las personas incluso entre animales, a la vez que explica que es un sentimiento que debemos controlar si no queremos sentirnos mal y hacer a otras personas que se sientan mal.
El cuento evoluciona contando los motivos del enfado, lo que ocurre, lo que los demás sienten y qué podemos hacer para que el enfado se nos pase pronto, introduciendo técnicas para relajarnos.
Con el texto y las ilustraciones podemos ver que la protagonista es una niña de unos 6 años, pero todos los personajes que aparecen enuncian rabia (su padre, su madre, su hermano, su hermana y hasta su perro). Las ilustraciones muestran una bola morada sobre la cabeza de la niña que se hace cada vez más grande y pesada en función del enfado, lo que indica que enfadarse es agotador.
Los personajes se muestran rabiosos debido a situaciones comunes que no van según lo planeado, como perder en un juego, no poder salir a montar en bicicleta o no saber qué ropa ponerse. A su vez, luchan contra la rabia de diferentes maneras, a veces sintiéndose mal por expresarla, otras buscando formas para controlarla como respirar hondo o contar hasta 10 o con la forma innovadora que introduce el cuento con un “desenfadador” como una herramienta extra para la gestión emocional.
Al proponer la rabia como una emoción común y comprensible, creo que no la legitima, pero enfatiza mucho en la importancia de encontrar formas de manejarla y dejarla atrás rápidamente. De todas formas, le da la misma importancia a ese enfado, sea de su perro, su hermano o su madre y, a su vez, expresa que no sirve para nada enfadarse cuando si sirve para algo.
En el cuento, se sugiere que expresar la rabia de manera descontrolada puede llevar a arrepentimientos y a afectar negativamente las relaciones con los demás. Por otro lado, encontrar formas saludables de manejar la rabia, como respirar hondo, contar hasta diez o utilizar el "desenfadador", puede tener efectos positivos en el bienestar emocional y en la resolución de conflictos.
Hace ver que la rabia puede ser transformadora si se canaliza de manera positiva para abordar problemas o motivar cambios positivos en uno mismo o en la situación. Sin embargo, si la rabia se expresa de manera descontrolada, puede llevar a arrepentimientos y a afectar negativamente las relaciones con los demás, convirtiéndose en un obstáculo, impidiendo que se tomen buenas decisiones.
En conclusión, este material nos da la oportunidad para pensar sobre la gestión emocional de la rabia de una manera sencilla y generalizada, haciendo ver que es algo común y no algo negativo (a medias). Desde mi punto de vista, hace demasiado hincapié en abordar la situación de una manera rápida y veo mejor permitir sentirlas para que en un futuro no derive en problemas emocionales y de evitación y posteriormente, hablarlo y llevar a cabo las técnicas que propone para solucionarlo. De todos modos, la idea la expone como una oportunidad de transformación si la conseguimos canalizar, aunque alguno de los ejemplos que utiliza no me parecen los más correctos. Al llevarlo al aula podemos trabajar el reconocimiento del enfado, normas sobre que se puede y no se puede hacer cuando nos enfadamos y poner en practica las técnicas de autorregulación que nos sugiere el cuento.
Irene Rodríguez Sánchez
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